El pasado 10 de septiembre se celebró en el salón de actos del Obispado la Jornada de Apertura de los Colegios Diocesanos, un encuentro marcado por la fraternidad y la ilusión ante el inicio del nuevo año académico. Este año se celebraba la XVII edición de este tradicional encuentro que marca el punto de partida del curso escolar.
Tras un primer momento de acogida y oración, se dio la bienvenida al Colegio Diocesano María Asunta (Castalla), recientemente incorporado a la red de Colegios Diocesanos. Su equipo directivo presentó al colegio, sus orígenes, su proyecto pastoral y su metodología educativa, lo que permitió a todos los presentes conocer con más profundidad la identidad y la vida del colegio lo cual nos enriqueció mucho y nos ayuda a crecer como familia educativa.
Durante la jornada, también se presentó el lema de evangelización del curso 25/26: Educando desde el corazón de Cristo. Junto a la presentación del lema se dieron a conocer las líneas pastorales que guiarán a los centros durante este año académico. Además, se destacó la misión evangelizadora de los colegios diocesanos, ofreciendo orientación y herramientas a todos los colegios.
El momento más emotivo fue la despedida de Elena Bermúdez, quien por jubilación pasa el testigo de la responsabilidad del área de familia tras años de entrega y dedicación. Se reconoció públicamente su papel como gran impulsora de la importancia de la familia en los colegios diocesanos, a través de la creación de estructuras sólidas, formación a familias y docentes o a través del Instituto de Familia y Educación, así como su legado de cercanía y acompañamiento. En este acto simbólico, en el que junto a ella estuvieron familiares y compañeros del COF, Elena pasó el testigo a M. Ángeles Cantó, directora pedagógica del Colegio Diocesano Oratorio Festivo de Novelda, que asumirá la coordinación del área de familia a partir de este curso.
Además, Elena ofreció una charla magistral sobre la acogida de las familias en nuestras comunidades educativas, subrayando la importancia de hacer de cada colegio un verdadero hogar abierto y facilitador a que los padres se sientan parte de la comunidad educativa.
El encuentro concluyó con un espacio de convivencia entre todos los asistentes, el cual permitió estrechar la unión como colegios diocesanos al servicio de la educación y del Evangelio.
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