En el mundo acelerado e intenso en el que vivimos, necesitamos un momento de pausa, de parar, de aquietarnos. No solo desde un punto físico, como es el descanso de las tareas y labores cotidianas, sino también desde un punto mental y espiritual. Seguramente una cosa lleve a la otra, o mejor aún, ambos aspectos forman parte del todo que conforma al ser humano: alma y cuerpo.
El Señor Jesús nos llama a su Iglesia que es universal pero que se inserta en cada territorio y cultura haciéndose compañera del hombre y la mujer que camina en cada tiempo y lugar
de la historia y del mundo.
El Día de la Iglesia Diocesana, que celebramos este 10 de noviembre de 2024, es un ejemplo de cómo la misión recibida del Señor sigue vigente y activa en la actualidad. La comunidad cristiana diocesana quiere estar cerca de todos, especialmente de los que sufren y necesitan de una ayuda y compañía para abordar los retos existenciales de cada persona.
El Señor Jesús nos llama y anima a cada uno a participar y formar parte de la vida diocesana en la que por medio de la «familia de los hijos de Dios» (cf. Gal. 4,6) todos somos hermanos, hijos de un mismo Padre.
Sigamos caminando en comunión y con la mirada puesta en Cristo, el Señor. En él es en quien debemos tener puesta nuestra esperanza y alegría. Él, quien acompaña nuestro caminar y nuestro proyecto diocesano de evangelización.
Y no podemos olvidar, nunca, a la Madre de Dios y Madre nuestra que este curso pastoral tendrá en nuestra diócesis un especial foco de atención con el Congreso Mariano y el año jubilar con motivo del 75º aniversario del dogma de la asunción.
Con la gratitud a todos los que colaboráis con la Iglesia que camina en Orihuela-Alicante y con la llamada a seguir adelante en la misión evangelizadora, nos unimos en oración y acción de gracias a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. A él la gloria y el honor por los siglos.
+José Ignacio Munilla Aguirre
Obispo de Orihuela-Alicante
Deja un comentario